Durante meses, HERRERA desapareció del mapa: sin redes, sin apariciones públicas, como si se lo hubiera tragado la tierra. Esa ausencia despertó rumores, pero lo más inquietante es lo que vino después: su regreso no es el mismo. Ahora se le ve más enigmático, distante y rodeado de una energía que muchos describen como “sobrenatural”.
En sus redes sociales y apariciones recientes, HERRERA ha mostrado simbología asociada a la élite, gestos y códigos que han encendido las alarmas de quienes siguen teorías de conspiración. Algunos aseguran que está “iluminado”, otros juran que vendió su alma para entrar en un círculo de poder reservado solo para pocos y los más conspiranoicos mencionan a la orden mundial iluminati.
Lo cierto es que ya no es el mismo artista que la gente conocía. Se ha visto con un porte distinto y con señales que hacen pensar que ahora forma parte de algo mucho más grande que la música. La pregunta que todos se hacen es: ¿Herrera es la nueva cara de la música en la industria?
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