La tecnología como eje fundamental de la seguridad privada en América Latina

Reducir los altos índices de criminalidad e inseguridad es prioridad para la mayoría de los países en América Latina y aunque históricamente ha sido la fuerza pública la encargada de velar por la seguridad ciudadana, las organizaciones de seguridad privada se han sumado como un aliado fundamental que contribuye no sólo a preservar la integridad física, sino también el patrimonio de personas, empresas e instituciones.

Y es que la llegada de la pandemia, sin duda reforzó aún más la idea de que la integración entre seguridad privada y seguridad pública es la clave para la construcción de ciudades seguras, con servicios que agilizan la respuesta durante la detección y la atención de emergencias. Fue durante estos procesos de cambio social que el ciudadano experimentó un aumento en la necesidad fundamental de querer sentirse protegido, durante este contexto la seguridad privada evolucionó entendiendo estas nuevas dinámicas y ofreció una gran variedad de medidas que permitieron por ejemplo el control de aforos, la vigilancia al cumplimiento de protocolos de bioseguridad y la medición de temperaturas, por mencionar algunas.

Tras las jornadas de vacunación y con una sensación de mayor control sobre la pandemia, esta idea de integración entre la seguridad privada y la seguridad pública cobró entonces aún más relevancia y más aún en contextos como América Latina, donde 19 de cada 20 crímenes violentos que estaban ocurriendo en el mundo tenían lugar en esta región y donde se encuentran 17 de las 20 ciudades más violentas del planeta, según un reciente estudio de la Universidad de Navarra.

Dentro de este marco, la seguridad privada reapareció para brindar también un apoyo colaborativo a la fuerza pública en términos de comunicación, vigilancia y estrategia para enfrentar al crimen organizado. Para avanzar en este camino, se está priorizando el uso de nuevas tecnologías que les permiten a los guardias ejecutar sus tareas diarias en menor tiempo y con mayor precisión, incrementando así la productividad y la efectividad de sus operaciones de seguridad y resguardo.

Un ejemplo claro de esto son las tecnologías de la radiocomunicación, las cuales les están permitiendo a las agencias de seguridad cubrir zonas donde no existe cobertura de celular y operar sin interrupciones al suprimir ruido ambiente en entornos difíciles para que todos los mensajes se transmitan sin problemas, incluso en las situaciones más extremas, cuando otras tecnologías tienden a fallar. La ausencia de este tipo de tecnologías de comunicación hace que no exista un flujo de información constante entre los guardias. A esto, se ha sumado el aporte que brinda la Inteligencia Artificial, con sistemas de video seguridad que permiten reconocer e identificar si hay algún objeto en un lugar inusual, hacer reconocimiento facial, detectar comportamientos atípicos y así alertar al guardia sobre una posible situación de emergencia que podría evitarse a tiempo.

Sin embargo, hoy en día es fundamental que estas soluciones no funcionen de manera independiente, por el contrario, cada elemento de comunicación de misión crítica debería estar perfectamente integrado para maximizar su eficiencia operativa y permitir la interoperabilidad entre distintos organismos, jurisdicciones, redes y dispositivos. Por esto, actualmente existen soluciones como Radio Alert, las cuales permiten integrar la gestión de video y analítica a los radios de dos vías para mantener al personal de seguridad conectado en todo momento, permitiéndoles recibir y reconocer alarmas desde su sistema de radios a través de mensajes de texto y/o alertas de texto a voz. Esto con el fin de notificar al personal de seguridad cuando ocurran eventos ya sea para el control de acceso o identificar con rapidez algún evento sospechoso sin tener que monitorear la actividad en la pantalla de un computador.

Adicionalmente, el sector actualmente está apalancado de soluciones tecnológicas como WAVE PTX, que ofrecen comunicaciones de voz y datos en tiempo real a través de cualquier red de datos IP (LTE, 4G, 3G o Wifi) para que los equipos de seguridad compartan imágenes, documentos, mapas, mensajes y videos, manteniéndolos totalmente conectados utilizando sus dispositivos habituales (celulares, tabletas, notebooks, radios, etc.) y sin importar la red que usen.

En definitiva, la pandemia provocó varios cambios en las actividades de la seguridad privada, pero su principal efecto se dio en su transformación hacia lo tecnológico y digital, el gran reto será seguir gestionando adecuadamente los procesos de sofisticación del crimen, aprovechando al máximo las oportunidades que brindan estas nuevas tecnologías de comunicación para anticiparlo, y así acercarse a una seguridad real que preserve no solo la integridad física pero además el patrimonio de personas, empresas e instituciones.

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